martes, 27 de junio de 2017

Incendios deliberados: ¡Una lacra imperdonable!


El sábado nos dio un vuelco el corazón con la noticia del incendio declarado en las inmediaciones del parque natural de Doñana (Huelva). La semana anterior vivimos una catástrofe en Portugal, y no mencionamos otros fuegos que van apareciendo, avivados por las altas temperaturas.
Ya es dramático, tristísimo el hecho de contemplar impasibles cómo arden nuestros bosques; cómo reducimos nuestra casa a cenizas. Pero cuando constatamos que la inmensa mayoría de estos atentados los provoca la mano del hombre, con intención expresa de quemar, destruir y recalificar... ¿Somos suicidas? ¿Estamos locos? Y los gobiernos, ¿permiten reurbanizar las zonas? ¿Por qué no obligan a reforestar? ¿Hasta dónde va a llegar la especulación, hasta que no podamos respirar? ¿Tan imbécil, insensata, ignorante es la raza humana? ¿Tanta falta de consideración muestra? Ellos, pobres y cortos de miras, lo hacen pensando en el beneficio inmediato; pero..., ¿tan ciegos están? ¿Por qué no se endurece la legislación al respecto y se juzga a estos individuos como lo que son, criminales?
Me cuesta creer que existan personas capaces de dañar deliberadamente el entorno. Si no respetan el medio ambiente, no se valoran tampoco a sí mismos. Como siempre, todo pasa por una correcta educación: desde la familia, desde el colegio. La Naturaleza es nuestro marco; es un preciado regalo; es el equilibrio; es nuestro pequeño y pálido planeta Tierra donde, por múltiples circunstancias azarosas que requirieron millones de años de evolución, hoy se ha desarrollado la vida. ¿No comprendemos el valor cuasi milagroso de tan bello cúmulo de casualidades? ¿Va a ser el Homo Sapiens Sapiens quien le ponga fin?
Gobiernos como el de China, el de Estados Unidos y muchos otros se pasan por el forro lo del cambio climático y envenenan la atmósfera sin miramiento ni precauciones con gases de efecto invernadero. El aire cada vez es menos puro, y en grandes ciudades como Madrid se empieza a limitar el hacer ejercicio al raso. ¡Por favor, no minusvaloremos el alcance de esta polución! Los niños y los ancianos son las principales víctimas, pero pasamos por alto o no relacionamos muchos cánceres y otras patologías, muchas muertes con el fenómeno. Los coches eléctricos y las placas solares siguen sin imponerse, y no pensamos por ejemplo en prohibir los motores diésel, que contaminan muchísimo más que los de gasolina; o en frenar de algún modo nuestra dependencia de los combustibles fósiles y optar por energía limpia. El Sol está ahí, fastidiándonos increíblemente ahora en verano, especialmente a quienes vivimos en zonas castigadas por su implacabilidad. ¡Démosle cauce! ¡Subvencionen a quienes quieran instalar placas solares, en lugar de cargarlos de impuestos!

Nuestra esperanza es la fusión nuclear, cuando la logremos; pero, entre tanto, hay muchísimo que se puede hacer. ¡No esperemos a que sea demasiado tarde! ¡No frivolicemos! ¿Qué herencia vamos a dejar a los nietos?
Os incluyo una petición de Change para que se reforeste la zona afectada por el incendio de Huelva:
Change.org: ¡reforesten Doñana!
Nuestro futuro depende de lo que hagamos hoy.

4 comentarios:

  1. Bueno... Digamos que hay una subespecie del sapiens que se llama Homus Sapiens Insaciabilis.
    La conformación de su cerebro y su funcionamiento está determinada por su forma de dollar.
    Por sus habilidades, ocupa los puestos del poder económico, manejando a su antojo al poder político.
    Nunca se sacia y su único objetivo en la vida b Es el rendimiento económico...
    O se les envía a Marte en una expedición sin retorno o este mundo está a su merced...
    Es así de triste.
    Rafa

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  2. Siendo demasiado benévola lo llamaría Homo Insipiens Insipiens, Ignorans Ignorans, Crudelis Crudelis, Uccidens Uccidens.

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    1. Ja, ja, ja, Creo que hablamos de la misma subespecie
      Rafa

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  3. Es muy triste todo esto, y más aún como dices Rocío, que la mayoría de veces que tenemos que lamentar algo así, sepamos que es el hombre el que está detrás de todo... ¡Pero la lucha no debe parar! ¡Cuantos más, mejor!

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